-¡Au, ten cuidado!- Exclamé cuando una chancla me golpeó en plena espalda.
-Ups, lo siento, se me ha escapado- Respondió Álvaro entre risitas.
-Ya claro- Dije mientras le lanzaba una de mis chanclas- Mira, a mi también se me escapan.
-¡Te vas a enterar!- Exclamó. Y comenzamos una especie de guerra entre nosotros, aunque también salieron mal parados los que estaban cerca nuestro.
-Bueno, para ya, ¿Paz?- Dije, riendo.
-Paz- Contestó, y me extendió la mano. Yo se la estreché con aire solemne y volvimos a reír.
-¡Vicky!- Oí una voz detrás mio, era Estela- Vamos al agua, ¿Te vienes?
-No, prefiero quedarme.
-Oh, vamos rubia- Rubia era un apodo que me habían puesto hace unos años, porque una amiga también se llamaba Vicky- Pero si hace un día espléndido- Estela siempre era igual de pesada- ¿Te vas a perder el agua fresquita y cristalina de la piscina?
-Sí, y también las ganas que tenéis todas de ahogarme, creo que podré soportarlo. ¿Que me dices Paula, te quedas conmigo?
-No lo dudes- A ella tampoco le hacía mucha ilusión la idea de meterse en la piscina llena de gente.
-Oh vamos rubia- Se quejó
-Creo que eso ya lo has dicho, te repites Estelita.
-Me rindo, nosotras nos vamos- Dijo, y se fue.
-No tardéis- Grité, para que me oyera.
Cuando me giré Álvaro ya no estaba allí, estaba dentro del campo de voley, jugando. Era el primer día que le veía, bueno no, era el primer día que hablaba con él...
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