Antes, un año antes, yo ya le había visto.
En el pueblo donde veraneo,- Que está cerca de Salamanca- les gusta mucho el paripé, y muchos veranos montan circos o magos en la plaza mayor.
Ese día tocaba magia y todo el pueblo se reunía al rededor de un escenario aún vacío, donde dentro de poco aparecerían el mago y su ayudante.
Mis amigas y yo estábamos sentadas en un banco cercano, pero desde el cual no se veía bien el escenario.
Yo estaba concentrada en mi primo pequeño, que daba vueltas con una moto a pedales, cuando Noelia me pegó un codazo en pleno hígado- Ella siempre hacía lo mismo para llamar mi atención- Reaccioné rápido aún endolorida y le pregunté que quería. Me señaló la esquina contraria de la plaza, donde se reunía un grupo poco numeroso de chicos y chicas un poco mas o menos de nuestra edad. La miré con cara sarcástica, sabía perfectamente lo que me quería decir.
-Mira al rubio.- Me dijo con mirada pícara.
La entendí al vuelo.
-Noelia, en serio, tu tienes un problema.
-Pues Paula opina lo mismo, ¿Verdad?
Paula, al escuchar su nombre, reaccionó.
-¿Que? Ah si, me ha dicho Estela que es el hermano de Sandra, la rubia.
-Sí, es la que está con él. Y me parece que el moreno bajito es su primo, tampoco está nada mal.- Opinó Noelia, como no.
En ese momento llegó el mago , presentó a su ayudante y anunció una especie de sorteo.
-Venga chicas, que se os van a salir los ojos de las órbitas, ¿Y si compramos un par de papeletas? Si nos toca pasaríamos un buen rato recogiendo el premio.
-Vale, yo compro una contigo si te acercas, lo saludas y le preguntas como se llama.- Me propuso Noelia.
-¿Tu estas loca? No le conozco de nada, que vergüenza.
-Bueno, pues entonces nada.- Dijo, cruzándose de brazos mirando para otro lado fingiendo estar enfadada, aunque le salía pésimamente.
-Oye chicas, ¿Me acompañáis al bar? Quiero comprar pipas.- Nos interrumpió Paula.
El bar estaba justo en la esquina donde estaban reunidos ellos.
-Si, claro, tu lo que quieres es verlo de cerca.
-También.- Dijo, riendo.
-Bueno vale, que a mi ahora que lo dices también me apetece.- Dije, y me levanté.
-¿El que, verlo de cerca?- Dijo Paula y se levantó conmigo.
-¿No, tonta, pipas! Me apetecen pipas.- Le aclaré.
-Claro, claro.- Dijo Noelia e hizo lo propio y nos acompañó.
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada