Y en paralelo a esta historia, en mi mente ocurria otra. No distinta pero si lejana.
Una historia que en ese momento aún estaba empezando, una historia que tuvo su momento, una historia que aún está a medias, una historia que tú ya has acabado por tu cuenta. Una historia que yo tengo miedo de olvidar y dar por perdida.
divendres, 23 de desembre del 2011
divendres, 18 de novembre del 2011
Capítulo 9.
-¡Buenos dias!- Me despertó mi madre- Hace un día perfecto.- Abrió la ventana y la luz me cegó. Dios, ¿Qué hora sería? Pegué un brinco y me incorporé en la cama.
-Pero, mamá, ¿Que hora es?- Dije, sorprendida.
-Las once pasadas.- Me respondió extrañada.
-¡Le dije al papá qe me despertrais a las once!- Le dije cabreada.
-El papá se ha ido muy pronto, antes de que yo me despertará y no me ha dicho nada.
-Jolines, voy a llegar tarde, habia quedado con Paula que pasaría a por ella a las once y media.
-Bueno, va, voy haciéndote el desayuno.- Dijo, aun renegando.
-Vale, gracias mamá, eres la mejor.- Dije, le sonreí, un poco de peloteo le subiría el ánimo y a lo mejor hasta me dejaba comer fuera. Me levanté de la cama de un salto. Mi madre tenía razón, hacía un día perfecto, solecito bueno pero no mucho calor y sin aire. Y además era domingo, ¿Qué más se podía pedir? Solo cruzaba los dedos por que mi madre me dejara comer fuera, de pinchos. Afortundamente, el peloteo y tomarme todo el dsayuno que me había preparado la puesieron de buen humor y me dijo que volviera antes de ir a las piscina a cambiarme, si quería, y yo evidentemente no quería, con lo mona que me iba a poner tenía que lucirlo. Fui a la habitación donde estaba mi ropa. El armario era enorme y yo casi lo necesitaba entero. Cogí uno de mis mejores modelitos (que pijo ha sonado eso, que sepais que yo no soy así). Me lo puse y me fuí, después de haberle dado un beso enorme a mi madre.
Eran ya menos veinte, llegaba tarde, pero Paula era tardona, asñi que seguramente estaría acabando de arreglarse aún. Llamé.
-Hola, ¡Paula, es Vicky!
-Ya salgo.- Oí desde el fondo, después un portazo y a alguien pegando pequeños saltitos. Paula venía mientras se ponia los zapatos, algo común en ella.- Adios abuela, como fuera, volvere a la hora de la siesta. Tranquila, llevo llaves.- Se dirigió hacia mi.- Me ha llamado Carla, ni ella ni Clara salen, Leticia esta en otro pueblo y Estela y Alba de vacaciones. Por lo que, como era de esperar, ya estamos todas.
-Perfecto, ¡vámonos por ahiiiiiiiiii!
-Pero, mamá, ¿Que hora es?- Dije, sorprendida.
-Las once pasadas.- Me respondió extrañada.
-¡Le dije al papá qe me despertrais a las once!- Le dije cabreada.
-El papá se ha ido muy pronto, antes de que yo me despertará y no me ha dicho nada.
-Jolines, voy a llegar tarde, habia quedado con Paula que pasaría a por ella a las once y media.
-Bueno, va, voy haciéndote el desayuno.- Dijo, aun renegando.
-Vale, gracias mamá, eres la mejor.- Dije, le sonreí, un poco de peloteo le subiría el ánimo y a lo mejor hasta me dejaba comer fuera. Me levanté de la cama de un salto. Mi madre tenía razón, hacía un día perfecto, solecito bueno pero no mucho calor y sin aire. Y además era domingo, ¿Qué más se podía pedir? Solo cruzaba los dedos por que mi madre me dejara comer fuera, de pinchos. Afortundamente, el peloteo y tomarme todo el dsayuno que me había preparado la puesieron de buen humor y me dijo que volviera antes de ir a las piscina a cambiarme, si quería, y yo evidentemente no quería, con lo mona que me iba a poner tenía que lucirlo. Fui a la habitación donde estaba mi ropa. El armario era enorme y yo casi lo necesitaba entero. Cogí uno de mis mejores modelitos (que pijo ha sonado eso, que sepais que yo no soy así). Me lo puse y me fuí, después de haberle dado un beso enorme a mi madre.
Eran ya menos veinte, llegaba tarde, pero Paula era tardona, asñi que seguramente estaría acabando de arreglarse aún. Llamé.
-Hola, ¡Paula, es Vicky!
-Ya salgo.- Oí desde el fondo, después un portazo y a alguien pegando pequeños saltitos. Paula venía mientras se ponia los zapatos, algo común en ella.- Adios abuela, como fuera, volvere a la hora de la siesta. Tranquila, llevo llaves.- Se dirigió hacia mi.- Me ha llamado Carla, ni ella ni Clara salen, Leticia esta en otro pueblo y Estela y Alba de vacaciones. Por lo que, como era de esperar, ya estamos todas.
-Perfecto, ¡vámonos por ahiiiiiiiiii!
divendres, 11 de novembre del 2011
Soy esa chica que ha perdido la fuerza y la esperanza en ti, hace ya mucho tiempo.
Ella se cansó. Se cansó del mundo, de la ciudad, de la gente e incluso, del aire que respiraba. De sentimientos falsos, de sonrisas fingidas, de las tristes canciones de amor. De la típica imagen de parejas paseando por las calles, de los besos regalados. De las tardes de verano, sentados como si nada. De miradas que dicen mucho y no comprenden nada. Harta de mirarse al espejo y ver a otra chica más. A una chica que fue y ahora, no es nada. Se ha cansado de encender la radio y que todas las canciones hablen del amor, del amor que llega, del amor que siente, del amor que se fue. Se ha cansado de escribir acerca de sentimientos que no existen ya, de palabras vacías. Palabras que se llevaría el viento si no fuera porque están escritas.Porque no quedan placeres en el mundo. Y el volar es sueño ya muerto. Las ilusiones fueron arrebatadas, las esperanzas se las robaron. Y lo que más odia es no poder hacer nada al respecto. ‘Se cansó de luchar’ pero ella ya no acepta las críticas. Por que ni siquiera tiene para escuchar. Porque ya murió, porque el odio la devora con prisa. Porque los recuerdos se aprovechan de su debilidad. Y porque las lágrimas se confunden debajo de esta lluvia.Y lo que antes amaba y pretende olvidar, se ha convertido en su odio. Odia el mundo, la ciudad, la gente e incluso, aire que respira. Odia los sentimientos falsos, las sonrisas fingidas… Y por supuesto, esta triste canción de amor, porque fue escrita para él.
divendres, 28 d’octubre del 2011
Capítulo 8.
Paula y yo pusimos al fin rumbo hacia la hermita, donde habiamos quedado con las otras y con las que deberiamos estar desde hacia más o menos media hora.
-Hotias tía, que están ahí.- Dije, pegandole un puñetazo en el brazo a Paula.
-¡Ay! Tía, voy a acabar el verano con los hombros llenos de moratones, siempre me pegas ne el mismo sitio. Por cierto, ¿Quienes están ahí?.- Dijo, frotándose el brazo con la mano.
-Pues estos tía, los de la peña de enfrente de mi casa.- Dije, pegándole otro puñetazo ne el mismo brazo.
-¡Ay! Ale, otra vez, mira, mejor me pongo al otro lado a ver si así cambiamos de hombro. Hostias tía es verdad.- Sorprendentemente, estos, los de la peña de enfrente de mi casa, estaban ahí, ya en el cruce de las dos calles que llevan a la hermita. Y eso que habian ido por el camino largo. Habian dos opciones, o ellos eran muy rápidos,o nosotras muy lentas.
-Paula, no quiero cruzarmelos otra vez, y si andamos más lentamente.-dije, parandome en seco.
-Vale, pero anda, que si no canta mucho.
Cuando llegamos, estos estaban en el banco y estas estaban al final, sentadas en el muro, en un lado oscuro en el que casi ni se las veia.
-Y si mejor nos quedamos aquí con ellos.- Le ofrecí a Paula.
-Prima va dejame la Blackberry.- Nos gritó su primo desde el banco.
-Uy mira, una excusa.- Dijo Paula bajito, y me guiñó un ojo. Esos días, estabamos nosotras solas, no estaba la otra Vicky, ni Noelia, y parecia que Carla se había ido ya, además las que estaban tenian pinta de estar un poco aburridas.
Fuimos al banco, le di la Blackberry a Javier, vi un hueco en el banco de enfrente y me senté, son darme cuenta de que a un lado tenia a Manu y al otro a Álvaro. Me puse comoda y puse la cabeza en el regazo de Manu, y las piernas en el de Álvaro. A pesar de que tenía mas cerca a Manu, estuve hablando todo el rato con Álvaro; Paula, en cambio, estuvo todo el rato con Samuel, un chico bastante mayor que nosotras, pero muy simpático con nosotras.
Las otras se fueron y ni se despidieron de nosotras, a la mañana sieguiente nos preguntaron donde habiamos estado esa noche muy extrañadas, y o no nos vieron o mentian muy bien.
-Hotias tía, que están ahí.- Dije, pegandole un puñetazo en el brazo a Paula.
-¡Ay! Tía, voy a acabar el verano con los hombros llenos de moratones, siempre me pegas ne el mismo sitio. Por cierto, ¿Quienes están ahí?.- Dijo, frotándose el brazo con la mano.
-Pues estos tía, los de la peña de enfrente de mi casa.- Dije, pegándole otro puñetazo ne el mismo brazo.
-¡Ay! Ale, otra vez, mira, mejor me pongo al otro lado a ver si así cambiamos de hombro. Hostias tía es verdad.- Sorprendentemente, estos, los de la peña de enfrente de mi casa, estaban ahí, ya en el cruce de las dos calles que llevan a la hermita. Y eso que habian ido por el camino largo. Habian dos opciones, o ellos eran muy rápidos,o nosotras muy lentas.
-Paula, no quiero cruzarmelos otra vez, y si andamos más lentamente.-dije, parandome en seco.
-Vale, pero anda, que si no canta mucho.
Cuando llegamos, estos estaban en el banco y estas estaban al final, sentadas en el muro, en un lado oscuro en el que casi ni se las veia.
-Y si mejor nos quedamos aquí con ellos.- Le ofrecí a Paula.
-Prima va dejame la Blackberry.- Nos gritó su primo desde el banco.
-Uy mira, una excusa.- Dijo Paula bajito, y me guiñó un ojo. Esos días, estabamos nosotras solas, no estaba la otra Vicky, ni Noelia, y parecia que Carla se había ido ya, además las que estaban tenian pinta de estar un poco aburridas.
Fuimos al banco, le di la Blackberry a Javier, vi un hueco en el banco de enfrente y me senté, son darme cuenta de que a un lado tenia a Manu y al otro a Álvaro. Me puse comoda y puse la cabeza en el regazo de Manu, y las piernas en el de Álvaro. A pesar de que tenía mas cerca a Manu, estuve hablando todo el rato con Álvaro; Paula, en cambio, estuvo todo el rato con Samuel, un chico bastante mayor que nosotras, pero muy simpático con nosotras.
Las otras se fueron y ni se despidieron de nosotras, a la mañana sieguiente nos preguntaron donde habiamos estado esa noche muy extrañadas, y o no nos vieron o mentian muy bien.
divendres, 21 d’octubre del 2011
dimecres, 19 d’octubre del 2011
Capítulo 7.
-Por cierto Vicky, ¿yo no te debo 2 euros? Ten, tenias razón.- Dijo, sacándose del bolsillo una moneda de 2 euros y dándomela.
-Estas tonta, era broma, ¿Cómo me lo vas a dar?- A todo esto llevabamos al lado a su primo, al mio, a Álvaro, a Virginia, y a toda la panda a nuestro lado.
-Si no los quieres, dámelos a mi Vicky.- Saltó David, que estaba al lado mio. a su lado estaba Álvaro y cuando David me habló, en vez de mirarle a él, miré a Álvaro.- ¡Eh! Estoy aquí, ¿me ves rubio y blanquito?- David era todo lo contrario, moreno de pelo y de piel.
-No, perdona.- Dije, riendo, le miré por un segundo le saqué la lengua y volví a mirar a Álvaro.
-¿Estas boba Vicky? ¡Reacciona!- Dijo Manu, que estaba a mi otro lado.
-Pero, que susto, ¿Aquí no estaba Paula? ¿Qué habeis hecho con ella?- Contesté, mirando a todos lados.
-Nada, tranquila, está peleandose con su primo por la blackberry, como siempre.
-Ah, eso si que no, la Blackberry es mia, la necesito yo.- Solté, y me fui al lado de Javier, su primo.
-¡Hey, Vicky! ¡Mis 2 euros!- Gritó David.
-¡Cállate!- Dije, y le di la espalda.- Javier, ni se te ocurra, la Blackberry es mia.
-Mmm, creo recordar que es de mi prima.- Dijo.
-Sí, pero le queda poca bateria y yo tengo que conectarme así que lo poco que queda de batería me pertenece.- Dije, apropiandome de la Blackberry.
-¿Ah sí? ¿Y porqué tienes que conectarte? Yo también me tengo que conectar egoísta.- Contestó, y me la quitó de las manos.
-Ya, pero lo mio es importante, lo tuyo es por hacer el tonto.- Dije, recuperándola.
-¿Y que es eso tan importante que tienes que hacer? Además, yo también tengo que hacer algo importante.
-A ti eso no te importa. ¿Y qú que tienes que hacer.
-A ti eso no te importa.- Dijo, repitiéndome.
-Bueno, no se si os molestaré, pero, ¿Os importa preguntarme si os la dejo? Al fin y al cabo, la Blackberry es mia ¿No?- Dijo, y nos quitó la Blackberry.- Entonces yo decido: Alba, ten la Blackberry y que no me entere yo que se la dejas a nadie que se me gasta la bateria, haz lo que tengas que hacer pero no tardes mucho.- Y me la dió.
-Eso depende, puedo tardar 3 minutos o puedo tardar mas de media hora, tu ya me entiendes ¿No?- Dije, y le guiñé un ojo. Nos separamos de ellos y fuimos por otro camino.- Tía, que vergüenza, me lo he comido, ves como si eran ellos.
-Luego dices que nosotras tenemos un problema ¿No?- Me sacó la lengua.
-Estas tonta, era broma, ¿Cómo me lo vas a dar?- A todo esto llevabamos al lado a su primo, al mio, a Álvaro, a Virginia, y a toda la panda a nuestro lado.
-Si no los quieres, dámelos a mi Vicky.- Saltó David, que estaba al lado mio. a su lado estaba Álvaro y cuando David me habló, en vez de mirarle a él, miré a Álvaro.- ¡Eh! Estoy aquí, ¿me ves rubio y blanquito?- David era todo lo contrario, moreno de pelo y de piel.
-No, perdona.- Dije, riendo, le miré por un segundo le saqué la lengua y volví a mirar a Álvaro.
-¿Estas boba Vicky? ¡Reacciona!- Dijo Manu, que estaba a mi otro lado.
-Pero, que susto, ¿Aquí no estaba Paula? ¿Qué habeis hecho con ella?- Contesté, mirando a todos lados.
-Nada, tranquila, está peleandose con su primo por la blackberry, como siempre.
-Ah, eso si que no, la Blackberry es mia, la necesito yo.- Solté, y me fui al lado de Javier, su primo.
-¡Hey, Vicky! ¡Mis 2 euros!- Gritó David.
-¡Cállate!- Dije, y le di la espalda.- Javier, ni se te ocurra, la Blackberry es mia.
-Mmm, creo recordar que es de mi prima.- Dijo.
-Sí, pero le queda poca bateria y yo tengo que conectarme así que lo poco que queda de batería me pertenece.- Dije, apropiandome de la Blackberry.
-¿Ah sí? ¿Y porqué tienes que conectarte? Yo también me tengo que conectar egoísta.- Contestó, y me la quitó de las manos.
-Ya, pero lo mio es importante, lo tuyo es por hacer el tonto.- Dije, recuperándola.
-¿Y que es eso tan importante que tienes que hacer? Además, yo también tengo que hacer algo importante.
-A ti eso no te importa. ¿Y qú que tienes que hacer.
-A ti eso no te importa.- Dijo, repitiéndome.
-Bueno, no se si os molestaré, pero, ¿Os importa preguntarme si os la dejo? Al fin y al cabo, la Blackberry es mia ¿No?- Dijo, y nos quitó la Blackberry.- Entonces yo decido: Alba, ten la Blackberry y que no me entere yo que se la dejas a nadie que se me gasta la bateria, haz lo que tengas que hacer pero no tardes mucho.- Y me la dió.
-Eso depende, puedo tardar 3 minutos o puedo tardar mas de media hora, tu ya me entiendes ¿No?- Dije, y le guiñé un ojo. Nos separamos de ellos y fuimos por otro camino.- Tía, que vergüenza, me lo he comido, ves como si eran ellos.
-Luego dices que nosotras tenemos un problema ¿No?- Me sacó la lengua.
divendres, 14 d’octubre del 2011
Capítulo 6.
-Hola, ¿Está Paula?- Como siempre, me abría la puerta su abuela.
-Si, está acabándose de arreglar, ahora la aviso. ¡Paula, ha venido Vicky!
-¡Dile que entre!- Se oyó desde dentro del baño. La muy tardona, estaría planchándose el pelo, como siempre.
-Hola Luca bonita. ¡Ayyy, Diego, tu perra siempre me lame!- Luca era la perra de los primos de Paula, era enorme, de pelaje blanco y siempre que me veía me lamia la pierna, llevara pantalones largos o cortos.
-Debe de ser que estas rica.- Contestó Diego.
-Si, será eso.- Dije, riendo.
-¡Ya estoy! ¿Nos vamos?- Dijo Paula, mientras guardaba la plancha. Sí, en efecto, se estaba planchando el pelo.
-¡Nemon! Digo... ¡vamos!
-¡Vuelvo a las 12 y media o 1 mamá!- Grito Paula cuando ya salíamos por la puerta y nos alejábamos.
-A las 12 aquí y sin tonterías.
-Vale mamá, a las 12 y media estaré aquí tranquila.- Paula siempre le hacia lo mismo a su madre, llegaba media hora más tarde de la hora a la que le decía su madre, mínimo.
-Paula, por Dios, dejame tu Blackberry. Y vamos yendo ya a por Carla que es tarde y nos va a matar.
-Ten pesada.- Dijo con los ojos en blanco.
-Gracias, te amo. Es que necesito ver si está conectado.- Dije con cara de cordero degollado. Con quien quería hablar era con Óscar, no le veía desde hacía un mes y le echaba muchísimo de menos. Solo hablaba con el por el Tuenti, cuando nos veíamos, pocas palabras, hola y adiós. Por eso quería conectarme, quería hablar con él, era super simpático.
-¿Qué? ¿Está?- Dijo Paula, pegándome un codazo y guiándome el ojo.
-Pues no, no está. Tía quiero hablar con él. Son las 10 y media, seguro que está cenando, en media hora me dejas volver a conectarme vale, por favor.
-Si, tranquila, yo te la dejo, pero luego me la devuelves, que no esté rondando por ahí como siempre, ¿eh?
-Sí, sí, yo digo que es algo importante y que ya no tienes batería. Me invento una trola y au.
-¡Rubia!¡Pau!- Nos llamó Carla desde la esquina de su casa. Estaban todas, llegabamos tardísimo.
-Sorry, en mi defensa diré que no es culpa mia.- Dije, mirando a Paula con cara acusadora.
-Lo siento, ¿Me acompañais al calvo?
-Ibamos para allá.- Contestó Carla, ya que las demás ya estaban bastante más lejos.
Llegamos a la tienda, Paula y yo más retrasadas, como siempre, y hablando de nuestras cosas.
-Un paquete de pipas, dos chupachups de sandia y un chicle de cada.- Le dije a Jose, el dependiente.
-1,20.- Contestó. Le pagué.
-Chicas vamos llendo hacia la hermita, nos vemos allí.
-Mmmm, bueno vale. Tres chicles de cada, por favor.- Pidió Paula.
-Jolines maja, mucho chicle para una noche ¿No?- Dijo jose- 45 centimos
-No, me faltarán y todo.- Y le pagó.
-Hasta mañana por la noche, y repón chicles que ya se están acabando.- Dije, riendo.
-Bueno Paula, ¿Ponemos musica en alto a lo choni?
-Me parece bien, nuestra lista de reproduccion ¿No?
-No lo dudes. Mira tía ahí va un grupo de gente, a lo mejor está Álvaro.- Estaba oscuro y la luz de la farola daba contraluz, así que solo se veian las siluetas.- Mira, ese que acaba de pasar es él.
-¿Que dices tía? Si puede que ni sean ellos.- Dijo Paula, tomándome por loca.
-¿Qué te apuestas a que son ellos, y el que he dicho yo es él? Le tengo super controlado tía, me conozco hasta su silueta.- Habiamos quedado con las otras en la hermita, pero no habiamos dicho por donde ibamos a ir, así que cogimos el camino largo y fuimos por una calle que daba 'casualmente' a la calle por la que iban ellos. Llegamos en el justo momento que llegaban ellos, y nos los encontramos de cara, ibamos riendonos y no nos dimos cuenta hasta que yo me choqué con Álvaro. Miré a Paula.
-Si, está acabándose de arreglar, ahora la aviso. ¡Paula, ha venido Vicky!
-¡Dile que entre!- Se oyó desde dentro del baño. La muy tardona, estaría planchándose el pelo, como siempre.
-Hola Luca bonita. ¡Ayyy, Diego, tu perra siempre me lame!- Luca era la perra de los primos de Paula, era enorme, de pelaje blanco y siempre que me veía me lamia la pierna, llevara pantalones largos o cortos.
-Debe de ser que estas rica.- Contestó Diego.
-Si, será eso.- Dije, riendo.
-¡Ya estoy! ¿Nos vamos?- Dijo Paula, mientras guardaba la plancha. Sí, en efecto, se estaba planchando el pelo.
-¡Nemon! Digo... ¡vamos!
-¡Vuelvo a las 12 y media o 1 mamá!- Grito Paula cuando ya salíamos por la puerta y nos alejábamos.
-A las 12 aquí y sin tonterías.
-Vale mamá, a las 12 y media estaré aquí tranquila.- Paula siempre le hacia lo mismo a su madre, llegaba media hora más tarde de la hora a la que le decía su madre, mínimo.
-Paula, por Dios, dejame tu Blackberry. Y vamos yendo ya a por Carla que es tarde y nos va a matar.
-Ten pesada.- Dijo con los ojos en blanco.
-Gracias, te amo. Es que necesito ver si está conectado.- Dije con cara de cordero degollado. Con quien quería hablar era con Óscar, no le veía desde hacía un mes y le echaba muchísimo de menos. Solo hablaba con el por el Tuenti, cuando nos veíamos, pocas palabras, hola y adiós. Por eso quería conectarme, quería hablar con él, era super simpático.
-¿Qué? ¿Está?- Dijo Paula, pegándome un codazo y guiándome el ojo.
-Pues no, no está. Tía quiero hablar con él. Son las 10 y media, seguro que está cenando, en media hora me dejas volver a conectarme vale, por favor.
-Si, tranquila, yo te la dejo, pero luego me la devuelves, que no esté rondando por ahí como siempre, ¿eh?
-Sí, sí, yo digo que es algo importante y que ya no tienes batería. Me invento una trola y au.
-¡Rubia!¡Pau!- Nos llamó Carla desde la esquina de su casa. Estaban todas, llegabamos tardísimo.
-Sorry, en mi defensa diré que no es culpa mia.- Dije, mirando a Paula con cara acusadora.
-Lo siento, ¿Me acompañais al calvo?
-Ibamos para allá.- Contestó Carla, ya que las demás ya estaban bastante más lejos.
Llegamos a la tienda, Paula y yo más retrasadas, como siempre, y hablando de nuestras cosas.
-Un paquete de pipas, dos chupachups de sandia y un chicle de cada.- Le dije a Jose, el dependiente.
-1,20.- Contestó. Le pagué.
-Chicas vamos llendo hacia la hermita, nos vemos allí.
-Mmmm, bueno vale. Tres chicles de cada, por favor.- Pidió Paula.
-Jolines maja, mucho chicle para una noche ¿No?- Dijo jose- 45 centimos
-No, me faltarán y todo.- Y le pagó.
-Hasta mañana por la noche, y repón chicles que ya se están acabando.- Dije, riendo.
-Bueno Paula, ¿Ponemos musica en alto a lo choni?
-Me parece bien, nuestra lista de reproduccion ¿No?
-No lo dudes. Mira tía ahí va un grupo de gente, a lo mejor está Álvaro.- Estaba oscuro y la luz de la farola daba contraluz, así que solo se veian las siluetas.- Mira, ese que acaba de pasar es él.
-¿Que dices tía? Si puede que ni sean ellos.- Dijo Paula, tomándome por loca.
-¿Qué te apuestas a que son ellos, y el que he dicho yo es él? Le tengo super controlado tía, me conozco hasta su silueta.- Habiamos quedado con las otras en la hermita, pero no habiamos dicho por donde ibamos a ir, así que cogimos el camino largo y fuimos por una calle que daba 'casualmente' a la calle por la que iban ellos. Llegamos en el justo momento que llegaban ellos, y nos los encontramos de cara, ibamos riendonos y no nos dimos cuenta hasta que yo me choqué con Álvaro. Miré a Paula.
dimecres, 5 d’octubre del 2011
Capítulo 5.
-Nos faltan dos en ese equipo, que queremos practicar para el campeonato, ¿Os metéis?- Nos preguntó Virginia.-Bueno, por mi bien, así hacemos algo que si no me aburro.- Contesté
-Vale, yo también.- Añadió Paula.
-Vale, entráis en ese equipo.- Señaló el campo donde se encontraban Álvaro, David y María. Me pareció perfecto.
-Bien.- Y entramos en el campo.
Yo era más bien pésima, para sacar necesitaba ponerme en el centro del campo, porque si no, la pelota pasaba al campo de fútbol de al lado, que estaba vallado y teníamos que dar un largo rodeo para recogerla. Pero luego a la hora de pasarla a un compañero no se me daba tan mal, pero que no me pidieran que me moviera mucho, porque entonces ni me esforzaba. Paula era bastante buena, tenia un saque perfecto y su forma era muy original, y además la devolvía perfecta. Y ya mejor no hablemos de Álvaro o de David, son bonísimos, y como son bastante altos, hacen unos mates impresionantes. Resumiendo, que no ganamos, pero nos hechamos unas risas y estuvimos más de una hora jugando, luego empezaron a entrar equipos y nos salimos.
En una de esas que se nos escapó el balón al campo de fútbol (Aclaro: no por mi culpa, como muchas otras veces) se sentó a mi lado y hablamos un poco.
-Me han dicho que eres un poquito mala, ¿no?- Dijo, con sorna.
-Pues no, solo es que me reservo lo mejor.- Contesté, sacándole la lengua.
-Y, ¿Para cuando?
-Pueeeeeeeeeeeeees, para una ocasión especial.- Dije, haciéndome la tonta.
-¿Que esto no es una ocasión especial? Dime que hay más especial que jugar un partido de voley con tus amigos del pueblo.
-Mmmmmmmmm, pues la verdad, no lo se. Venga va ahora me aplico vas a flipar soy buenísima.
-Ya veremos, pero intenta que en el saque la pelota caiga en el campo contrario y no en el campo de fútbol.- Dijo, riéndose.
-Si cae en el campo de fútbol vas a ir tu a por ella, por reírte de mi.- Dije, empujándole un poco desde el hombro.
-Vale, entonces, intenta no encalarla, por favor.- Contestó.
-Me lo pensaré.¡Anda mira, si me toca sacar a mi! bueeeeeno, seré buena y lo haré bien, para que veas que tengo calidad.
Al final mejoré un poco, pero tampoco demasiado.
-Alba, ¿Qué tal si nos vamos? Que ya casi van a cerrar y aún tenemos que recoger las cosas.
-¡Vale! Hasta esta noche Alvarito.
-Vale, yo también.- Añadió Paula.
-Vale, entráis en ese equipo.- Señaló el campo donde se encontraban Álvaro, David y María. Me pareció perfecto.
-Bien.- Y entramos en el campo.
Yo era más bien pésima, para sacar necesitaba ponerme en el centro del campo, porque si no, la pelota pasaba al campo de fútbol de al lado, que estaba vallado y teníamos que dar un largo rodeo para recogerla. Pero luego a la hora de pasarla a un compañero no se me daba tan mal, pero que no me pidieran que me moviera mucho, porque entonces ni me esforzaba. Paula era bastante buena, tenia un saque perfecto y su forma era muy original, y además la devolvía perfecta. Y ya mejor no hablemos de Álvaro o de David, son bonísimos, y como son bastante altos, hacen unos mates impresionantes. Resumiendo, que no ganamos, pero nos hechamos unas risas y estuvimos más de una hora jugando, luego empezaron a entrar equipos y nos salimos.
En una de esas que se nos escapó el balón al campo de fútbol (Aclaro: no por mi culpa, como muchas otras veces) se sentó a mi lado y hablamos un poco.
-Me han dicho que eres un poquito mala, ¿no?- Dijo, con sorna.
-Pues no, solo es que me reservo lo mejor.- Contesté, sacándole la lengua.
-Y, ¿Para cuando?
-Pueeeeeeeeeeeeees, para una ocasión especial.- Dije, haciéndome la tonta.
-¿Que esto no es una ocasión especial? Dime que hay más especial que jugar un partido de voley con tus amigos del pueblo.
-Mmmmmmmmm, pues la verdad, no lo se. Venga va ahora me aplico vas a flipar soy buenísima.
-Ya veremos, pero intenta que en el saque la pelota caiga en el campo contrario y no en el campo de fútbol.- Dijo, riéndose.
-Si cae en el campo de fútbol vas a ir tu a por ella, por reírte de mi.- Dije, empujándole un poco desde el hombro.
-Vale, entonces, intenta no encalarla, por favor.- Contestó.
-Me lo pensaré.¡Anda mira, si me toca sacar a mi! bueeeeeno, seré buena y lo haré bien, para que veas que tengo calidad.
Al final mejoré un poco, pero tampoco demasiado.
-Alba, ¿Qué tal si nos vamos? Que ya casi van a cerrar y aún tenemos que recoger las cosas.
-¡Vale! Hasta esta noche Alvarito.
divendres, 23 de setembre del 2011
Capítulo 4.
-Hey Vicky, baja de las nubes, ¿En que pensabas? ¿O en quien pensabas, eh?- Paula siempre hacía igual, me sacaba de mi limbo y luego no paraba de hacer preguntas.
-Yo, eh... si, eh... en nada, en que me pondré esta noche... si, solo en eso.- Dije, aún aturdida.
-Claro, a mi no me engañas, es en Álvaro ¿no?
-¡Paula! Pues claro que no.- Dije, molesta.Mierda, había acertado de pleno, que bien me conocía.
-Entonces... en Manu- Dijo, buscándole.
-No, Paula, no, sabes que en ese no, ni me lo nombres.- Salté
Manu estaba cerca y al escuchar su nombre se giró. Era moreno, ojos marrones, muy simples y alto. Era justo lo contrario a Álvaro, él era rubio, de ojos verdes y muy expresivos, un poco más alto(si se podía) y, claramente, más guapo que Manu. Él era catalán, Manu vasco, a cual más lejos, contando que yo soy valenciana. Él jugaba al baloncesto, y Manu en cambio no tenía ni idea de que hacía.
A Manu lo conocía desde pequeña, y nos llevábamos bastante bien, pero ese año surgió algo, no se que, que le hizo acercarse más a mi, y a mi no me gustaba eso.
-Bueno, bueno, perdona 'doña tiquismiquis', que de tu y tus amores nunca se puede hablar- Me soltó Paula, intentando picarme.
-Sabes que no vas a conseguir nada. Anda que mejor no hablemos de amores, que como empiece contigo- Le contesté.
-Vale, si, mejor lo dejamos- Ella era de las que tenía poca suerte con los chicos también, se obsesionaba mucho y luego nada, como yo- Oye, hazme una trenzas de esas que tú sabes.
-Se llaman de espiga. Ven, ponte aquí delante mio. Y cambiando de tema, ¿Mañana por la mañana damos una vuelta ne bici? Que hace mucho que no vamos.- Dije mientras empezaba a separarle el pelo.
-¿Cómo? ¿Pero tú estas loca? ¿Acaso no has visto como llevo la rodilla y... bueno más o menos como llevo todo el cuerpo?- Dijo, mientras alargaba el brazo hacia atrás intentando pegarme y se fastidiaba toda la trenza que le estaba haciendo.
-Ala, bruta, no me pegues. Yo también las llevo hechas polvo, pero es que me apetece...- Empecé de nuevo la trenza. Si, el día anterior nos habíamos pegado una buena hostia las dos con la bici, bajando una cuesta bastante empinada sin frenos. Y, claro, acabamos comiendo asfalto como unas tontas, ella contra un banco de la plaza y yo contra el árbol que había al lado. No nos podíamos ni levantar, por eso tampoco nos apetecía mucho bañarnos.
-Pues a mi no, ademas prefiero subir a la piscina.- Dijo, mirando hacia atrás y guiñándome un ojo, fastidiándose otra vez la trenza.
-Claro, las super-mega-vistas,¿no? Hey, lo digo enserio, tienes un problema, bueno tú y todas- Dije, poniendo los ojos en blanco y volviendo a separarle el pelo y comenzando de nuevo.
Al fin se cayó, dejó de moverse y conseguí acabarle la trenza. Me quedó perfecta, aunque suene creído.
-¡Paula, Vicky!- Oí que nos llamaban. Era Virginia.
-What?- Contesté, haciéndome la tonta.
-Yo, eh... si, eh... en nada, en que me pondré esta noche... si, solo en eso.- Dije, aún aturdida.
-Claro, a mi no me engañas, es en Álvaro ¿no?
-¡Paula! Pues claro que no.- Dije, molesta.Mierda, había acertado de pleno, que bien me conocía.
-Entonces... en Manu- Dijo, buscándole.
-No, Paula, no, sabes que en ese no, ni me lo nombres.- Salté
Manu estaba cerca y al escuchar su nombre se giró. Era moreno, ojos marrones, muy simples y alto. Era justo lo contrario a Álvaro, él era rubio, de ojos verdes y muy expresivos, un poco más alto(si se podía) y, claramente, más guapo que Manu. Él era catalán, Manu vasco, a cual más lejos, contando que yo soy valenciana. Él jugaba al baloncesto, y Manu en cambio no tenía ni idea de que hacía.
A Manu lo conocía desde pequeña, y nos llevábamos bastante bien, pero ese año surgió algo, no se que, que le hizo acercarse más a mi, y a mi no me gustaba eso.
-Bueno, bueno, perdona 'doña tiquismiquis', que de tu y tus amores nunca se puede hablar- Me soltó Paula, intentando picarme.
-Sabes que no vas a conseguir nada. Anda que mejor no hablemos de amores, que como empiece contigo- Le contesté.
-Vale, si, mejor lo dejamos- Ella era de las que tenía poca suerte con los chicos también, se obsesionaba mucho y luego nada, como yo- Oye, hazme una trenzas de esas que tú sabes.
-Se llaman de espiga. Ven, ponte aquí delante mio. Y cambiando de tema, ¿Mañana por la mañana damos una vuelta ne bici? Que hace mucho que no vamos.- Dije mientras empezaba a separarle el pelo.
-¿Cómo? ¿Pero tú estas loca? ¿Acaso no has visto como llevo la rodilla y... bueno más o menos como llevo todo el cuerpo?- Dijo, mientras alargaba el brazo hacia atrás intentando pegarme y se fastidiaba toda la trenza que le estaba haciendo.
-Ala, bruta, no me pegues. Yo también las llevo hechas polvo, pero es que me apetece...- Empecé de nuevo la trenza. Si, el día anterior nos habíamos pegado una buena hostia las dos con la bici, bajando una cuesta bastante empinada sin frenos. Y, claro, acabamos comiendo asfalto como unas tontas, ella contra un banco de la plaza y yo contra el árbol que había al lado. No nos podíamos ni levantar, por eso tampoco nos apetecía mucho bañarnos.
-Pues a mi no, ademas prefiero subir a la piscina.- Dijo, mirando hacia atrás y guiñándome un ojo, fastidiándose otra vez la trenza.
-Claro, las super-mega-vistas,¿no? Hey, lo digo enserio, tienes un problema, bueno tú y todas- Dije, poniendo los ojos en blanco y volviendo a separarle el pelo y comenzando de nuevo.
Al fin se cayó, dejó de moverse y conseguí acabarle la trenza. Me quedó perfecta, aunque suene creído.
-¡Paula, Vicky!- Oí que nos llamaban. Era Virginia.
-What?- Contesté, haciéndome la tonta.
dimarts, 20 de setembre del 2011
Capítulo 3.
El camino hacia el bar, es decir, hacia donde estaban ellos, lo hicieron revisándole cada rincón de su cuerpo con la mirada y cuchicheando. Yo aproveché que pasaba por ahí mi primo pequeño y le cogí en brazos, así ademas me separaba de su ridícula conversación.
Cuando pasamos por su lado, las otras dos agacharon la mirada y se empezaron a reír, ridículamente. Yo iba más rezagada, con mi primo en brazos, y cuando pasé aproveché y me fijé en el, ya que no lo había dicho pero de lejos me había parecido muy guapo. Tenía unos ojos preciosos, verdes y profundos. Nuestras miradas coincidieron, le sonreí y me sonrió. Hasta que no le había pasado de largo no le aparté la mirada, y él hizo lo mismo.
A ellas no les dije nada, les dije que no le había mirado, que no me había fijado en él. Si les decía algo se pondrían histéricas y empezarían a montarse historietas, eso ya me lo sabía, ellas siempre hacían lo mismo.
Pero eso fue hace un año, ha pasado un tiempo, él ha cambiado, yo he cambiado, pero cada vez que me mira, cada vez que el miro, ocurre lo mismo. Mi misma mirada, su misma mirada, mi misma sonrisa, su misma sonrisa.
Cuando pasamos por su lado, las otras dos agacharon la mirada y se empezaron a reír, ridículamente. Yo iba más rezagada, con mi primo en brazos, y cuando pasé aproveché y me fijé en el, ya que no lo había dicho pero de lejos me había parecido muy guapo. Tenía unos ojos preciosos, verdes y profundos. Nuestras miradas coincidieron, le sonreí y me sonrió. Hasta que no le había pasado de largo no le aparté la mirada, y él hizo lo mismo.
A ellas no les dije nada, les dije que no le había mirado, que no me había fijado en él. Si les decía algo se pondrían histéricas y empezarían a montarse historietas, eso ya me lo sabía, ellas siempre hacían lo mismo.
Pero eso fue hace un año, ha pasado un tiempo, él ha cambiado, yo he cambiado, pero cada vez que me mira, cada vez que el miro, ocurre lo mismo. Mi misma mirada, su misma mirada, mi misma sonrisa, su misma sonrisa.
diumenge, 18 de setembre del 2011
Capítulo 2.
Antes, un año antes, yo ya le había visto.
En el pueblo donde veraneo,- Que está cerca de Salamanca- les gusta mucho el paripé, y muchos veranos montan circos o magos en la plaza mayor.
Ese día tocaba magia y todo el pueblo se reunía al rededor de un escenario aún vacío, donde dentro de poco aparecerían el mago y su ayudante.
Mis amigas y yo estábamos sentadas en un banco cercano, pero desde el cual no se veía bien el escenario.
Yo estaba concentrada en mi primo pequeño, que daba vueltas con una moto a pedales, cuando Noelia me pegó un codazo en pleno hígado- Ella siempre hacía lo mismo para llamar mi atención- Reaccioné rápido aún endolorida y le pregunté que quería. Me señaló la esquina contraria de la plaza, donde se reunía un grupo poco numeroso de chicos y chicas un poco mas o menos de nuestra edad. La miré con cara sarcástica, sabía perfectamente lo que me quería decir.
-Mira al rubio.- Me dijo con mirada pícara.
La entendí al vuelo.
-Noelia, en serio, tu tienes un problema.
-Pues Paula opina lo mismo, ¿Verdad?
Paula, al escuchar su nombre, reaccionó.
-¿Que? Ah si, me ha dicho Estela que es el hermano de Sandra, la rubia.
-Sí, es la que está con él. Y me parece que el moreno bajito es su primo, tampoco está nada mal.- Opinó Noelia, como no.
En ese momento llegó el mago , presentó a su ayudante y anunció una especie de sorteo.
-Venga chicas, que se os van a salir los ojos de las órbitas, ¿Y si compramos un par de papeletas? Si nos toca pasaríamos un buen rato recogiendo el premio.
-Vale, yo compro una contigo si te acercas, lo saludas y le preguntas como se llama.- Me propuso Noelia.
-¿Tu estas loca? No le conozco de nada, que vergüenza.
-Bueno, pues entonces nada.- Dijo, cruzándose de brazos mirando para otro lado fingiendo estar enfadada, aunque le salía pésimamente.
-Oye chicas, ¿Me acompañáis al bar? Quiero comprar pipas.- Nos interrumpió Paula.
El bar estaba justo en la esquina donde estaban reunidos ellos.
-Si, claro, tu lo que quieres es verlo de cerca.
-También.- Dijo, riendo.
-Bueno vale, que a mi ahora que lo dices también me apetece.- Dije, y me levanté.
-¿El que, verlo de cerca?- Dijo Paula y se levantó conmigo.
-¿No, tonta, pipas! Me apetecen pipas.- Le aclaré.
-Claro, claro.- Dijo Noelia e hizo lo propio y nos acompañó.
En el pueblo donde veraneo,- Que está cerca de Salamanca- les gusta mucho el paripé, y muchos veranos montan circos o magos en la plaza mayor.
Ese día tocaba magia y todo el pueblo se reunía al rededor de un escenario aún vacío, donde dentro de poco aparecerían el mago y su ayudante.
Mis amigas y yo estábamos sentadas en un banco cercano, pero desde el cual no se veía bien el escenario.
Yo estaba concentrada en mi primo pequeño, que daba vueltas con una moto a pedales, cuando Noelia me pegó un codazo en pleno hígado- Ella siempre hacía lo mismo para llamar mi atención- Reaccioné rápido aún endolorida y le pregunté que quería. Me señaló la esquina contraria de la plaza, donde se reunía un grupo poco numeroso de chicos y chicas un poco mas o menos de nuestra edad. La miré con cara sarcástica, sabía perfectamente lo que me quería decir.
-Mira al rubio.- Me dijo con mirada pícara.
La entendí al vuelo.
-Noelia, en serio, tu tienes un problema.
-Pues Paula opina lo mismo, ¿Verdad?
Paula, al escuchar su nombre, reaccionó.
-¿Que? Ah si, me ha dicho Estela que es el hermano de Sandra, la rubia.
-Sí, es la que está con él. Y me parece que el moreno bajito es su primo, tampoco está nada mal.- Opinó Noelia, como no.
En ese momento llegó el mago , presentó a su ayudante y anunció una especie de sorteo.
-Venga chicas, que se os van a salir los ojos de las órbitas, ¿Y si compramos un par de papeletas? Si nos toca pasaríamos un buen rato recogiendo el premio.
-Vale, yo compro una contigo si te acercas, lo saludas y le preguntas como se llama.- Me propuso Noelia.
-¿Tu estas loca? No le conozco de nada, que vergüenza.
-Bueno, pues entonces nada.- Dijo, cruzándose de brazos mirando para otro lado fingiendo estar enfadada, aunque le salía pésimamente.
-Oye chicas, ¿Me acompañáis al bar? Quiero comprar pipas.- Nos interrumpió Paula.
El bar estaba justo en la esquina donde estaban reunidos ellos.
-Si, claro, tu lo que quieres es verlo de cerca.
-También.- Dijo, riendo.
-Bueno vale, que a mi ahora que lo dices también me apetece.- Dije, y me levanté.
-¿El que, verlo de cerca?- Dijo Paula y se levantó conmigo.
-¿No, tonta, pipas! Me apetecen pipas.- Le aclaré.
-Claro, claro.- Dijo Noelia e hizo lo propio y nos acompañó.
Capitulo 1.
-¡Au, ten cuidado!- Exclamé cuando una chancla me golpeó en plena espalda.
-Ups, lo siento, se me ha escapado- Respondió Álvaro entre risitas.
-Ya claro- Dije mientras le lanzaba una de mis chanclas- Mira, a mi también se me escapan.
-¡Te vas a enterar!- Exclamó. Y comenzamos una especie de guerra entre nosotros, aunque también salieron mal parados los que estaban cerca nuestro.
-Bueno, para ya, ¿Paz?- Dije, riendo.
-Paz- Contestó, y me extendió la mano. Yo se la estreché con aire solemne y volvimos a reír.
-¡Vicky!- Oí una voz detrás mio, era Estela- Vamos al agua, ¿Te vienes?
-No, prefiero quedarme.
-Oh, vamos rubia- Rubia era un apodo que me habían puesto hace unos años, porque una amiga también se llamaba Vicky- Pero si hace un día espléndido- Estela siempre era igual de pesada- ¿Te vas a perder el agua fresquita y cristalina de la piscina?
-Sí, y también las ganas que tenéis todas de ahogarme, creo que podré soportarlo. ¿Que me dices Paula, te quedas conmigo?
-No lo dudes- A ella tampoco le hacía mucha ilusión la idea de meterse en la piscina llena de gente.
-Oh vamos rubia- Se quejó
-Creo que eso ya lo has dicho, te repites Estelita.
-Me rindo, nosotras nos vamos- Dijo, y se fue.
-No tardéis- Grité, para que me oyera.
Cuando me giré Álvaro ya no estaba allí, estaba dentro del campo de voley, jugando. Era el primer día que le veía, bueno no, era el primer día que hablaba con él...
-Ups, lo siento, se me ha escapado- Respondió Álvaro entre risitas.
-Ya claro- Dije mientras le lanzaba una de mis chanclas- Mira, a mi también se me escapan.
-¡Te vas a enterar!- Exclamó. Y comenzamos una especie de guerra entre nosotros, aunque también salieron mal parados los que estaban cerca nuestro.
-Bueno, para ya, ¿Paz?- Dije, riendo.
-Paz- Contestó, y me extendió la mano. Yo se la estreché con aire solemne y volvimos a reír.
-¡Vicky!- Oí una voz detrás mio, era Estela- Vamos al agua, ¿Te vienes?
-No, prefiero quedarme.
-Oh, vamos rubia- Rubia era un apodo que me habían puesto hace unos años, porque una amiga también se llamaba Vicky- Pero si hace un día espléndido- Estela siempre era igual de pesada- ¿Te vas a perder el agua fresquita y cristalina de la piscina?
-Sí, y también las ganas que tenéis todas de ahogarme, creo que podré soportarlo. ¿Que me dices Paula, te quedas conmigo?
-No lo dudes- A ella tampoco le hacía mucha ilusión la idea de meterse en la piscina llena de gente.
-Oh vamos rubia- Se quejó
-Creo que eso ya lo has dicho, te repites Estelita.
-Me rindo, nosotras nos vamos- Dijo, y se fue.
-No tardéis- Grité, para que me oyera.
Cuando me giré Álvaro ya no estaba allí, estaba dentro del campo de voley, jugando. Era el primer día que le veía, bueno no, era el primer día que hablaba con él...
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